Los procesos de formación desde
la educación superior han estado sometidos a varios cuestionamientos, entre
ellos, el papel qué tiene la universidad para la sociedad o para el sistema
económico, problema medular que se funde con los profundos cambios sociales de
una era digital donde el aprendizaje y sus formas son trastocadas por la caducidad
del conocimiento y la finalidad del mismo; es en este sentido, que se replantea
el papel del docente y el alumno pero desde una perspectiva que sugiere la necesidad
de recuperar los más altos valores éticos en la práctica profesional para una
sociedad mejor, democrática, con justicia e igualitaria; por ello, los procesos
de formación profesional en la era digital promueve dotar de herramientas y
actitudes que permitan al docente y al alumno tener una compresión sobre el rol
que juegan en la sociedad y con la necesidad de
promover espacios que generen aprendizaje profundo, autónomo y
responsable.
Considero que el contexto sociodigital tiene requerimientos
especiales y que transforman en todos los sentido las prácticas de enseñanza-aprendizaje;
las diversas fuentes de información denotan por un lado, la sobre información
que requiere dotar al profesor y al alumno de herramientas que les permita
filtrar conocimientos útiles y especializados; es decir, saber discernir.
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